Despiertas. No abras los ojos, todavía. Quédate inmóvil un instante y mírate por dentro. Siente cómo el borde del pijama se te clava en la pierna izquierda mientras que el dedo meñique está doblado bajo la mano derecha. Siente el sabor acre de tu boca que anuncia que ayer fumaste demasiado. Fíjate en el trago de saliva, que baja poco a poco por la garganta. Te da comezón en una oreja, no te rasques, siente las cosquillas. Nota cómo las tripas reclaman y se mueven en la región abdominal. Trata de saborearte y sentir cómo puedes percibir el latido del corazón en cualquier parte de tu piel, tenue pero constante. Escucha los sonidos a tú alrededor: el camión de la basura que va pasando, un claxonazo lejano, el canto de los pajaritos. Trata de imaginarte cómo será el día de hoy, si estará nublado o soleado. Experimenta el día antes de vivirlo como un cúmulo de sensaciones. Abre los ojos. Siente cómo la luz penetra por ellos, suave y pasajera. Mueve los dedos de tus pies y fíjate cómo la sangre los recorre en un instante. Ponte en pie, mira cómo la columna carga tu cuerpo; nota cómo el cuello tira en aquel lugar donde ayer, lo forzaste en un giro. Estírate y lleva tus brazos al techo, consiéntete con un respiro profundo que mueva tus costillas. Ve hacia el baño, mójate la cara y percibe cómo reacciona tu piel al contacto con el agua fría. En la cocina, prueba el jugo o el café o la leche o lo que quieras, pero date un clavado en el sabor que recién entra por tus sentidos. ¿Ya sentiste el escalofrío antes de meterte al baño? Ahora siente cómo el agua escurre por tu cuerpo, cómo tus músculos se contraen o se extienden ante su presencia, cómo el olor del jabón se dirige a tu cerebro y te transmite el recuerdo de aquel lugar de infancia. Apapáchate y abrázate con la toalla. Siente el tejido de la ropa que te pones, el roce suave del suéter y el áspero del pantalón. Mete tus pies en los zapatos, deja que se acomoden y que te digan que están prontos, antes de dar el primer paso. Ahora sí, después de sentirte, estás lista. Puedes salir al mundo.
PD. Se agradecen las acotaciones de los atentos lectores a los desperfectos del texto.
11 comentarios:
¿y el "cake"?!
jejeje...
beso!
Carcajada! Muy escatológico para acompañar, pero tienes razón, debí de haberlo incluido porque es otro de los placeres, aunque en mi caso, no suele ser matutino... Beso.
Carcajada (II)! En todo caso, espérate al rato que la ciruela hará su labor.
Por cierto, día de memoria hoy, ¿verdad?!
Yo hoy me levanté pensando en Serrat el 10 de octubre, completamente gratis! ¿Qué te parece?
Gracias por esta rutina placentera de saludo a un día nuevo.
Abrazos.
Mesma: mesmamente, esperaré a que la ciruela haga su labor (no debe tardar). Tienes razón, hoy es día de no olvidar, de fantasmas y monstruos, unos muertos, otros vivos. Muy chido lo de Serrat, tienes que decirnos dónde. Ha sido un placer, besos.
Todo, todo tiene que despertar. Incluso esos que llamamos recovecos secretos... porque el alimento sirve para que todo mi yo se sienta vivo (por eso alimento viene de alma, y por servir también deja un rastro terreno). Después de sentirme, alejo los últimos rastros de sopor, y armado de imaginación, incluso puedo enfrentar la realidad para sacarle una historia.
Gracias por compartirla... y también por la "cita" en el texto marginal. Un abrazo.
Ivanius querido: perdón por el desparpajo de citarte, pero hubiese sido menos honesto no hacerlo. Hermosa reflexión, gracias por ella, un fuerte abrazo.
Y al final, despertamos y salimos al mundo, yo, más tranquila de saber que hay alguien que como yo, necesita de tanto tiempo para convencerse de que también hoy, vale la pena andar, y darse el tiempo para mirarlo todo todo, con los ojos que nunca duermen.
Me conmueves amiga! No lo puedo remediar.
Ay, mi Mara! Lo dijiste con las palabras exactas sobre el tiempo que necesitamos para convencernos... Es encantador saber que se pueden mover varios hilos, al son de los mismos tambores. Gracias de veras y besos.
Chale.
Me da pena decir algo.
Pero me da más pena no hacerte saber que me gustó harto.
Gracias Paloma.
Como que esto llega a y viene a colación con mis días de últimamente que ando muy sensorial.
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No te limites, siete querido, acá no hay espacio para las penas, son muy acompañables con pan. Más agradezco yo el saber que te llegó a los sentidos, así mejor ni pensar. Un abrazo.
Querida madre, me he re-encontrado con tu blog y es impresionante ver cuántas historias han pasado y cuanto tiempo atrás quedó, debo decirte que sentí cierta nostalgia al recordar aquellos momentos y ver cuánto hemos cambiado y siguiendo la naturaleza de nuestra vida...simplemente dinámica. Debo decirte que me gusta mucho lo que escribes y que a tantos me leeré este mundo de historias. Por cierto que me gusta eso de vivir mas seguido en el mundo de las sensaciones y abandonar el tan arraigado pensamiento...
Besos tuijo!
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