sábado, 18 de octubre de 2008

El canto de la sirena

Para Locombia, por los paralelismos y los caminos andados

El día asoma sombrío con sus aires de lluvia y sus sueños de lo que pudo haber sido. “Nadie tiene un pacto con el tiempo, ni con el olvido ni el dolor” resuena en mi interior mientras las saudades me abrazan y me hablan tiernamente al oído. Un gato gris se pasea bajo mi ventana y cuando me mira, me habla de futuros que no entiendo. El vértigo del pasado me tiene consigo; sin fuerzas, me abandono a él sólo por un momento y vuelvo como despistada al instante actual. Con suavidad, deshilvano las letras en mi corazón y las pego a las paredes para no olvidarlas. Tengo a la mano un libro viejo, que me enseña nuevas recetas para la vida y que nunca consigo probar. Un acto de prestidigitación y desaparezco para aparecer en otro lado, ahora un poco más al norte. Mi voz se eleva entre el polvo de la habitación y me recuerda que a pesar de todo, vale la pena vivir aunque el cuerpo se rebele. A ratos, las cuerdas del caracol se mecen como las hojas del árbol que está ahí enfrente, pero siempre con sabor a tortas de ñame y arepas. Guardo la cajita de colores que contiene mi memoria, no sea que vaya a perderse. Mis manos recorren los muebles y ponen atención a las historias que andan contando y que mis oídos no quieren escuchar. Me miro al espejo y digo “si desapareces, yo te encuentro”. Por hoy, me voy al mar siguiendo el canto de la sirena…

10 comentarios:

Anónimo dijo...

qué puedo decir... (que las lágrimas me dejen)
Palo: NUNCA DEJARÉ QUE TE VAYAS!

abrazo a ese caracol que te posee

Mara Jiménez dijo...

Parece ser que la temperatura interna de todos amenaza con ponernos en estado de hibernación espiritual, no nos dejemos apabullar por las nubes, siempre regresará la primavera y con ella el color. No te vayas más que a ratos, quedate a buscar el arcoiris, aunque nunca lo encontremos, la busqueda se antoja promisoria.

Paloma Zubieta López dijo...

Mi Lily del alma: ahora, la que va a llorar soy yo... ay, yo te guiño un ojo... besísimos del caracol y míos.

Paloma Zubieta López dijo...

Mara querida: supongo que son los vaivenes de las olas, a ratos tempestuosas, otros, calmas. Prometo no irme más que a ratos, porque además, siempre estoy buscando. Arrumacos de los grandes.

Unknown dijo...

Estás con vos misma y este parece un tiempo tuyo de parir nuevas cosas. De darte oportunidades y brindar por la vida junto a la que sos y a la que fuiste.
Tiempo de oir tu voz interior y abrir el alma. Y ahí está el mar, que hace unos días tuve la suerte de que me vuelva a recibir. El mar con sus acordes infinitos, con sus olas de cuna en furia, con su frescura de dar espejos y luces.

Un beso. Me gustó mucho lo que escribiste.

Paloma Zubieta López dijo...

Tiempo de parir... ¡qué idea más interesante! Bueno, Máximo, ¿qué te digo? Millón de gracias en gotas de brisa, todas para tí.

loto_negro dijo...

Cuando lei el titulo imagine un restaurante-marisqueria "de abolengo" con el mismo nombre del post. solo que ahi no sirven sirenas al mojo de ajo y mucho menos fritas.

Me sumergí en esa vorágine semántica casi al grado de ahogarme y perderme entre los últimos 10 renglones, pero con fuerza seguí buceando en su pausada lectura hasta llegar al último renglón donde fuí hermosamente rescatado por el canto de la sirena.

Llegué, leí y casi me ahogo pero me voy a quedar por aqui.

Paloma Zubieta López dijo...

Seas bienvenido, Loto Negro. No puedo ofrecerte sirenas al mojo de ajo, pero a lo mejor, unos pulpos al ajillo... Qué bueno que no te ahogaras, tendría mucho remordimiento al haber sido la causante. Gracias y un abrazo.

Anónimo dijo...

Para mí, las desesperaciones se disipan, siempre, entre varios filos (y filias) sin orden específico: la lectura, esa que sabe acudir a un relato, a una novela específica, un poema que incinere el espíritu. La música, en breve repertorio que infaliblemente me pone de buenas, y (cuando es suficiente) hasta a bailar. La compañía. Esa que sólo se conoce por experiencia propia, en todo un repertorio de gradaciones (y conste que hubo espacio entre palabras). Luego, las viandas y brebajes. Ya de pilón, un paisaje (secreto o conocido), una imagen de las que hacen fruncir los labios con chispa similar a la Gioconda...

Bello pasaje, Paloma. Lleno de símbolos propios que, sin revelarse del todo, nos alimentan. Gracias.

Paloma Zubieta López dijo...

Querido Ivanius: esos filos y filias son buenamente compartidos por esta que suscribe. Gracias por el recordatorio que siempre llega en momento certero, un fuerte abrazo y besos.