sábado, 11 de octubre de 2008

Diatribas personales


No crean que andaba muerta ni de parranda. Llevo unos días haciendo un par de encargos urgentes. Cuando los amigos piden algo, simplemente lo hago porque quiero y porque siendo Gagá, es un compromiso cuasi de sangre. La que fue deán me pidió que escribiera para su madre dos textos. Todo un honor y una tarea.
El primero versa sobre cuándo, cómo y con quién me inicié en la lectura y sobre qué libros me llevaría a “la isla”. Redactar mi inicio en la lectura fue fácil porque contar historias de familia me es siempre grato, pero lo segundo, me machacó la mollera durante varias noches. Finalmente, logré salir de un plumazo, un poco por casualidad y esbocé una tríada de libros que, según yo, me dibujan o me tocan el alma de una manera particular. Nunca me ha sido fácil hacer una lista de favoritos —a excepción del registro de las páginas de internet que guardo en mi computadora—, porque me parece que se queda mucho más en el tintero. Total, según mi visión, hay muchos favoritos que dependen de tal o cual circunstancia o momento, así que confiar en mi memoria para enlistarlos, me parece algo que de veras, no me va y siempre pienso que es más lo que se me olvida que lo que recuerdo.
El segundo texto de encargo es una semblanza de Cristina. ¡Coño, qué complicado me parece elegir las ideas para trabajar un escrito así! Me resuenan ya algunos trazos, pero de ahí a lograr algo se presenta un abismo cuasi insondable. ¿Qué elementos se eligen para la construcción de un texto de esta naturaleza cuando, de pronto, se tiene la idea de que casi no se conoce a la persona? ¿Cómo hacer que encajen los retazos de tiempo en un solo hilo? ¿Qué hacer para darle la fuerza, el respeto y el cariño que esa persona te merece?
En fin, atascada estoy. Ojalá y el tiempo sea magnánimo y me permita concretar la hazaña de manera honrosa y en un lapso relativamente breve. Invoco al dios que me presentó Ivanius hace un par de tardes, para ver si al menos, ilumina mis entendederas y me da bríos para afrontar la infinita cuartilla blanca…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uy, los textos de encargo son todo un reto, especialmente cuando se trata de temas, personas o acontecimientos gratos (o todo lo contrario). Yo los he disfrutado casi todos, de uno y otro tipo.
Para mí, por ejemplo, la clave de las semblanzas siempre está en la anécdota: una trinchera, un reto, un dolor o una alegría que, por haberla compartido, me reveló algún rasgo de esa persona. Por eso los retratos acaban siendo el reflejo de un vínculo (o de muchos).
Los libros de la isla, y el inicio a la lectura.... tema sabroso como pocos, y complicado también por los miles de autores y personajes. Por eso hay que seguir hablando de los libros, las lecturas y los goces cada vez que se pueda: tal vez nunca los enumeremos todos, pero ¡ah, cómo lo pasaremos gozando!... todo lo cual ahuyentará eficazmente al dios fantasma de las cuartillas blancas.
Un fuerte abrazo... ya no sé qué hacer para agradecer el honor de ser citado nuevamente en este espacio. Gracias, de verdad.

Paloma Zubieta López dijo...

Ivanius querido: se le cita porque viene al caso y porque siempre vale la pena. No tienes nada que agradecer, yo soy quien se siente agradecida de que visistes este rincón. ¡Siempre serás bienvenido a esta tu casa!

Muchérrimas gracias por los tips de las semblanzas, vamos a ver si me aterrizan. Por lo pronto, sigamos hablando y gozando de todo esto, de veras es un placer. Besos.