viernes, 21 de enero de 2011

Souvenir


No supo cómo aquel disco se coló en sus manos. Un momento y los retazos del pasado vinieron a asaltarla…

El cuerpo, lleno de soledades, buscaba consuelo esa noche. Encendió la computadora y se conectó a Internet. Vacilaba pero se decidió por aquel chat, un “poco” sórdido. Luego, las dudas se instalaron. Estuvo a punto de hacer “clic” y desaparecer por siempre, cuando él preguntó algo. Ya no sabe exactamente lo que charlaron pero sí recuerda esa sensación de “estar en casa”. Perdidos como estaban, se contaron sus historias, tristes, eso sí. Intercambiaron teléfonos. Él llamó enseguida y amanecieron cobijados por un espejismo. Quedaron ese mismo día, las ganas apremiaban. Pasaba del mediodía y él tocó a la puerta. No hubo flechazos. Con timidez, le ofreció un disco de regalo y contó una historia; a ella le pareció un lindo detalle. Después vino el silencio. Él tomó la iniciativa y se lanzaron al abismo. Varios intentos, los fantasmas de ambos se cruzaban. Finalmente, se durmieron abrazados. Despertaron más tarde y aunque lograron volar, fue evidente la lejanía —nunca llenes vacíos a la fuerza. Derrotados, se despidieron con un beso.

Ella mira el disco entre sus manos. Lo pone en el reproductor, la música es preciosa. Sonríe. No recuerda el nombre ni la cara; nunca volvieron a verse. Lamenta no haberle dado las gracias. Desde ese día, cada vez que quiere apresurar al corazón, evoca los recuerdos y escucha aquel disco… para jamás olvidar que el desamor es un trago amargo y difícil de pasar.

© i n i m i n i (2010), Solid en:
http://www.flickr.com/photos/57684906@N00/4721973667/in/set-72157623939110540/

8 comentarios:

Jo dijo...

Como se encuentra en donde se esconde lo que no existe, eso a lo que luego uno no sabe darle nombre y valor:
los besos que se dan a diestra las palabras que no mencionas pero tan facil luego las escribes

El tiempo pasa como si no pasara entre códigos htlm

Nos alejan deportivamente y, algo que no está, que por ausencia existe, por ausencia nos llena.

pero siempre se corre el riesgo de esfumarse, de desaparecer como desaparecen los olores o el olor en unas manos que tocamos

¿Qué hay de malo en necesitarse?
confundirse

Paloma Zubieta López dijo...

Jolie querida: las cosas existen, aunque las olvidemos. Siembra olvidos y cosecharás fantasmas. Cierto, la ausencia también llena y lo que una vez estuvo, el tiempo va borrando poco a poco (a veces, hasta desaparecer). La vida está llena de ciclos, hay que saber enfrentarlos tanto como dejarlos ir, besos.

Ivanius dijo...

Sin embargo la música, como buen lenguaje que al fin es, escurría invocaciones líquidas a través del espacio.

¿Quién sabe? Tal vez cerca de allí, un oído (y otro espíritu) atento escuchaban aquello como el conjuro preciso para acudir, a golpe de saudades.

Paloma Zubieta López dijo...

¡Ah, la música, los conjuros y las saudades, don Ivanius! *me quedé colgada de tantos recuerdos* 2011 nomás pa' ud.

Pelusa dijo...

Nunca hubo mentira tan grande como la que afirma que un clavo saca a otro. Puede que lo saque, si, pero con cuanto dolor hemos de pagar semejante servicio...
Musica alegre para recordar el desamor. Hmmm!
Besos!

Paloma Zubieta López dijo...

Cierto, pero siguen usándola... ¡Eso, Pelusilla, echemos mano de la música para recordar al desamor! *carcajada y besos con ritmo*

Clarice Baricco dijo...

Prometo no chatear, jajaja..bueno, y entonces ¿qué escribiría? jajaja...¡Oh! Es que me llegó la historia. Caray con los recuerdos.
Abrazotes.

Paloma Zubieta López dijo...

*carcajada* El problema no es chatear, Clarice, sino los recuerdos... Haz lo que quieras pero no dejes de escribir, un abrazo con aroma de café.