jueves, 8 de julio de 2010

Cartografía humana

Todo empezó como suelen iniciar estas cosas, por pura casualidad. Unos pasos más y estaban jugando con fuego. Sin darse cuenta, cruzaron la frontera invisible que cerca al buen juicio y, embelesados por las sensaciones, se adentraron en un lugar que no hubieran visitado de otra manera, donde lo que debe ser y lo prohibido se desdibujan y confunden sus límites. Cuando se percataron del rumbo, ya era tarde: la piel ardía y el deseo quemaba, la danza había comenzado. Para ser humanos la razón debe dominar al instinto. Puede que quisieran detenerse —no lo sabemos en realidad— pero la fiera interna venció al arrastrarlos hacia playas desconocidas y convertirlos en un amasijo de cuerpos enfebrecidos. Fueron plenos y felices con ecos lejanos de culpas, tal vez —eso no tiene importancia para la historia—. Pasada la tormenta, el cielo se despejó y el viento disipó las cenizas de aquella hoguera. Se separaron porque lo suyo no era posible, porque no había nada que los mantuviera juntos. Sin embargo, no lo olvidarían jamás: sabían que la memoria de la piel es parte sustancial de la cartografía humana.





© Seattle Miles, (2009), It takes two to tango in Buenos Aires en:

7 comentarios:

Pelusa dijo...

Nomas regresas y ya empiezas a despertarme esos instintos que me hacen sonrojarme mas que sonreirme!
Tu alargas tus alas y vuelas cada vez mas lejos, Palomita!

Ivanius dijo...

A veces lo importante no es la superficie de escritura, sino la caligrafía efímera que propicia. Gracias a ella se han escrito historias irrepetibles.

Paloma Zubieta López dijo...

¡Re-bienvenida, Pelusilla! Hay que sacar a pasear a esos instintos, querida... La que se sonroja ahora soy yo, no vuelo más alto sino que uso un trampolín *carcajada*. Es un placer volver aquí, arrumacos y besos alados de a montón.

Don Ivanius: usté me ha dejado con la boca abierta... ¿Cómo ha logrado meterse en mi cabeza? Si sigue así, voy a tener que dejar las clases de baile *carcajada*. Y sip, las historias son lo irrepetible, desde la perspectiva historiográfica y también, desde la humana... Un gran beso.

Jo dijo...

me dice una y otra vez y palmo en un puño sigo la trayectoria con la punta de mis dedos, dice y repite una y mas veces que uno debe confiar en el mapa, en el cartógrafo, en el navegante que anteriormente ha surcado aquellos mares: te lo dice una y otra vez pero tu sigues sin estar seguro

pero en medio de el ritual uno da el siguiente paso...

Paloma Zubieta López dijo...

¡Hola, Jo! Efectivamente, así de complejo es: a pesar todo y en medio del ritual, damos el siguiente paso... Un abrazo.

Nacho. dijo...

Cuando uno llega a un blog de pura casualidad y se encuentra cosas como estas se deben agradecer, esta enorme tu relato.

Saludos

Paloma Zubieta López dijo...

¡Bienvenido siempre, Nacho! Muchísimas gracias por tu comentario pues eso estimula el alma y la escritura... un abrazo.