Para Sandra Hussein, por la rabia compartida.
La tarde cae plomiza y el aire quema las entrañas, respirar es una proeza. Ella contempla el horizonte. El rostro adusto se llena de tierra yerma conforme sopla el viento mientras la línea de la boca apenas se percibe, comprimida por la rabia y la hinchazón de un golpe reciente. Los puños cerrados ocultan unas manos llenas de ámpulas, producto del trabajo intenso con el azadón. Sabe que está embarazada y la perspectiva de un cuarto hijo la asfixia más que la bestia del marido borracho cabalgándole encima. Cuando nació el tercero, suplicó en el hospital que la vaciaran pero le dijeron que no, que todavía era muy joven y que Dios la bendecía con cada embarazo. Ella no lo creyó pero no pudo hacer nada más que resignarse. La pesadilla crece y devora, no hay salida sin nada que comer y sin lugar pa’ dónde hacerse. La vida no tiene nada que ofrecer cuando todo se ha perdido. A los diecisiete años, ya no se sueña más que con la muerte.
© Memo Vasquez (2006), Niña, mujer, trabajadora en http://flickr.com/photos/53927348@N00/305979573
La tarde cae plomiza y el aire quema las entrañas, respirar es una proeza. Ella contempla el horizonte. El rostro adusto se llena de tierra yerma conforme sopla el viento mientras la línea de la boca apenas se percibe, comprimida por la rabia y la hinchazón de un golpe reciente. Los puños cerrados ocultan unas manos llenas de ámpulas, producto del trabajo intenso con el azadón. Sabe que está embarazada y la perspectiva de un cuarto hijo la asfixia más que la bestia del marido borracho cabalgándole encima. Cuando nació el tercero, suplicó en el hospital que la vaciaran pero le dijeron que no, que todavía era muy joven y que Dios la bendecía con cada embarazo. Ella no lo creyó pero no pudo hacer nada más que resignarse. La pesadilla crece y devora, no hay salida sin nada que comer y sin lugar pa’ dónde hacerse. La vida no tiene nada que ofrecer cuando todo se ha perdido. A los diecisiete años, ya no se sueña más que con la muerte.
21 comentarios:
Que duro, doña Paloma!
Se me han revuelto las entrañas leyendote hoy.
Da rabia, si. Y es una rabia con demasiadas aristas. Corta por muchas partes. Duele.
Dejo besos de rabia compartida, no, mejor abrazos, que ayudan mas.
Ouch.... mira que intentaba pensar en otra cosa, pero no me salió.
Otro abrazo.
Pelusilla e Ivanius: no hay mucho que decir, salvo que agradezco de corazón sus abrazos y envío otros tantos para cada uno.
Pfff... Paloma, me estrujó el alma tu cuento, que podría ser el testimonio de tantas muchachitas que andan por ahí con la vida deshecha.
Twin adorada... Se me cerró la garganta...
Me congratulo de tenerte en mi vida... gracias Pola mía...
Carmen querida: cierto, esa fue la intención y el "estrujamiento", supongo, me permitió escribirlo así. Es un placer tenerte por aquí y por allá y demás, hartos besos.
Mi twin del alma: a mí también, pero ahora se me salen las lágrimas nomás de leerte... también me congratulo de todo corazón *besos de infinito a la enésima potencia*.
Retrato nacional del género... dolorosamente cierto... me duele.
Muy muy bueno
Mara querida: a mí también, harto pero me enfada más.
Sole linda: muchas gracias por pasar, besitos.
Hola, Paloma.
¿A cuantas más perseguirá este miserable sueño?
Tu relato me dejo una profunda y reflexiva tristeza...
Seguiré visitándote, me gustaron tus mágicos relatos.
Tremenda historia que seguramente no es la única de estas características, querida Paloma, en nuestras regiones.
Qué tristeza. Qué falta de muchas cosas.
Un beso grande!
mu muy lindo besos
mu muy lindo besos
¡Bienvenido, Javier! Me gustaría que no persiguiese a nadie, pero por desgracia, la pesadilla existe y es difícil desembarazarse de ella cuando aparece por tantos lados. Qué bueno que te gustaron mis relatos, pasa por aquí cuando quieras, un abrazo.
Máximo querido: en efecto, terrible y nada ajeno en tantos y tantos países, los nuestros sin duda. Abrazo recibido con muchas ganas y respuesta plagada de besos para compensar la desesperanza.
Sole: gracias, cariño. Otros besos para allá.
Lo más triste de tu cuento, Paloma, es que lamentablemente esté basado en hechos reales. Lástima que esa realidad no quedara en simple ficción.
Saludos.
Querido Víctor: tienes toda la razón y eso es lo más triste. Un abrazo de acá.
Paso a dejarte un beso ASÍ de GRANDE junto con el deseo de que estés muy bien.
Y un abrazo.
Siempre que releo el texto lo hago con la intención de buscarle un final, si no feliz, al menos esperanzado. Me digo que a los diecisiete la vida siempre tiene algo más que ofrecer y nunca se sabe las sorpresas que puede deparar.
Pero, Paloma, cuentanos pronto otro cuento que se te echa de menos.
¿Todo bien? Besos. Ester.
Máximo querido: me encantan tus besos y abrazos, me acompañan siempre. Estamos, con suerte y en poco estaré de vuelta. Vaya todo mi cariño para allá con besos enormes.
Ester querida: sip, ojalá y siempre pudiese haber esperanzas, a ratos no las hay y es lo que duele. Por cómo pinta, pronto me tendrán de vuelta, también echo a todos de menos. Muchos besísimos.
Tus palabras resuenan con fuerza... Cada frase ha sido hilada mejor de lo que deberia. Felicitaciones, eres muy buena.
Nos leemos!
¡Hola, Neftalí! Muchas gracias aunque confieso que desearía que las palabras pudieran hacer mucho más que resonar... Un abrazo y gracias mil por tu comentario.
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