A Cristina, in memoriam.
En un bolsillo lleva los quereres, en el otro los recuerdos. Se unta paciencia y algo de buen sentido en las manos, con ellas carga la dignidad. Sube a la cuerda tranquilo, sabe que la cabeza debe estar siempre fría. A dos mil y pico metros sobre el nivel del mar, cualquier distracción le costaría la vida, pero está concentrado y realiza el salto mortal con un temple que sólo conocen los grandes. Abajo, estallan los aplausos de todos aquellos que lo acompañaron y que nunca se atrevieron a saltar como él.
Imagen que acompaña de: ilustracionesantonio-j.blogspot.com/2007/02/e...
En un bolsillo lleva los quereres, en el otro los recuerdos. Se unta paciencia y algo de buen sentido en las manos, con ellas carga la dignidad. Sube a la cuerda tranquilo, sabe que la cabeza debe estar siempre fría. A dos mil y pico metros sobre el nivel del mar, cualquier distracción le costaría la vida, pero está concentrado y realiza el salto mortal con un temple que sólo conocen los grandes. Abajo, estallan los aplausos de todos aquellos que lo acompañaron y que nunca se atrevieron a saltar como él.
Imagen que acompaña de: ilustracionesantonio-j.blogspot.com/2007/02/e...
17 comentarios:
Muy bonito.
Merci beacoup! Un besote lleno de saudades.
*suspiro* ... ¡Quién fuera equilibrista! Tan sólo para caminar en tierra firme con la seguridad del arrojo... besos comadre.
Así no vale. Con esos ingredientes, no es solamente funámbulo: simplemente busca una ocasión de ejercer sus habilidades. Abajo, los aprendices intercambian virtudes repetidas para construir una escalera que les permita alcanzarlo.
Pero nadie tiene aún la agudeza necesaria para descubrir las diminutas alas de imaginación que le sirven al maestro como último recurso de equilibrio.
Querida comadre: no me diga usted que no tiene un poco de equilibrista. ¡Claro! Te mando un beso y en breve aparezco en la sobremesa.
Don Ivanius: me gustan mucho la escalera y las alas... Y a pesar de todo, siguió inalcanzable... un beso.
Yo me acorde de Juan Salvador Gaviota y su arrojo...
Yo quiero ser asi!
Besitos... :(
Mi Pelusilla: es que si tuviéramos alas... podría volar, y salir, escapar... ya me fui con el rock, ni pex. Besitos.
Se me ocurriron mil maneras de saltar, hacerlo solo no esta nada facil, pero ya arriba hasta uno solito se aplaude.
Te quedo bonito.
¡Claro que cada quien salta como puede/quiere, NTQVCA! Muchas gracias, besitos y saltemos... (ya estoy aplaudiendo).
Tengo un soneto en mi Blog en el que alguien llevaba besos redondos en un bolsillo.
Lo bueno de los equilibristas es que a pesar de andar por las alturas, caminan con los pies sobre la tierra.
Un beso.
¡Hola otra vez, Carlos! En realidad, eran besos en espiral, el sueño fue buenísimo. Y sí, caminan con los pies en la tierra y dejan volar la cabeza por las nubes de cuando en cuando... besos a punto de bostezos (me caigo de sueño).
Si en un bolsillo llevaba los quereres y en el otro los recuerdos, tenía que ser un equilibrista, muy equilibrado...:)
Besitos, Paloma
¡Acertada como siempre, Alcachofita! Beso enorme para tí.
Viva por él!!!
Aquí está el valor de superarse. De arriesgar. También es metáfora de todos: vivir es un permanente oficio de equilibrista. Me recordó tu buen escrito un poema de Brossa que aquí te transcribo:
Tentetieso
Muñeco
que lleva un
peso en la base y que,
desviado de su posición
vertical, vuelve
a levantarse.
El pueblo.
Joan Brossa.
Regalito para vos, Paloma querida.
Un besote, dos también.
¡¡¡Hermoso regalito, Máximo!!! Tienes toda la razón: en parte, en eso consiste la vida, en seguirnos levantando... tres mil besos para allá.
Llegaron tres mil y eran...Palomas.
Cinco mil van para allá. Besos.
Palomas, digo, besos recibidos... unas toneladas más para allá con todo ese cariño que ya sabes, Máximo.
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